HORMONAS QUE CONSTRUYEN O DESTRUYEN LA SALUD DE LA PIEL
Nuestro cerebro no es tan listo como parece.
Ojalá nuestro cerebro fuera más listo y supiera discernir con mayor precisión sobre lo que soñamos e imaginamos, entre lo que en realidad sucede. El pobre cerebro vive de igual manera lo que sueña como lo que nos pasa en realidad, sin tener en cuenta que el pensamiento individual acechado por miedos, angustias etc…provocará reacciones tan sólo con pensar o imaginar algún acontecimiento negativo. Al ser la piel el órgano comunicador por excelencia, el responsable de que sepamos que algo internamente no funciona, nos topamos con hormonas que provocamos involuntariamente y que el cerebro envía sin filtro, generando importantes alteraciones como manifestaciones que en estado de alerta, se graban en la piel.
Consecuencia de llamar a nuestras hormonas
La Adrenalina modifica el sistema circulatorio, los vasos y capilares se contraen, a la vez que aumenta la sudoración. Ante un estrés sostenido, la piel mostrará palidez, frialdad y fragilidad. La falta de riego sanguíneo reducirá la oxigenación de igual manera, el escaso torrente periférico no tendrán capacidad de arrastrar con las toxinas y detritus que se generan en los tejidos. El exceso de sudoración descompensará el pH de la piel, con lo cual quedará desprovista su fuerza de barrera protectora, dejando a la piel vulnerable ante microorganismos colonizadores como virus, bacterias, etc… La papila germinativa que nutre y da vida al crecimiento del pelo, alimentándose de los nutrientes sanguíneos, sin su sustento hará que el pelo se vuelva frágil y quebradizo, provocando alopecias. Las uñas experimentan la misma suerte. Todo ello causa ese estrés sostenido por culpa de las malas órdenes que damos a nuestro cerebro. El cortisol (hormona que compinchada con la Adrenalina, fruto del estrés, se vuelve uno de los peores enemigos de la salud y la belleza. Con respecto a la piel, el cortisol influye en varios procesos como la excesiva producción de sebo, con lo que descompensa el equilibrio de la piel. Con su aumento puede conseguir que aparezca o que se intensifiquen brotes de acné. El cortisol afecta a la hidratación por restar humedad debilitando el Manto Epicutáneo y disminuyendo notablemente la producción de Ácido Hialurónico. El papel defensivo de la piel atacado, se ve incapacitqdo para responder ante infecciones, inflamaciones y otros daños, contribuyendo a enfermedades como atopías, psoriasis, rosáceas, etc..retardando la reparación celular en cicatrices, heridas, etc… En el proceso de envejecimiento acelera la pérdida y deterioro de colágeno (arrugas, flacidez). Produce radicales libres con reducción de regeneración generalizada disminuyendo la densidad de tejido Epidérmico, con lo que la protección a todos los niveles de la piel se ve seriamente comprometida. Fíjate si influyen las decisiones para realizar esos mandatos al cerebro.
¿Piel sana sin cortisol y adrenalina que envejezcan y destruyan la piel?
El misterio está en estimular todas las hormonas que yo determino como de construcción, para que nos aporten relajación, calma y que ayuden al organismo a regenerarse por sí mismo, que es el privilegio con el que nos dota nuestra naturaleza. La sociedad por lo que se ve, no nos quiere ni libres ni inteligentes ni capaces, por eso no cuenta que no basta después con contrarrestar los efectos nocivos de las hormonas destructivas cortisol y adrenalina, a base de suplementación. Sino de que conozcas cómo tú mismo puedes generar hormonas constructivas. Hormonas GH de regeneración, Melatonina, Serotonina, Oxitocina… Porque según mi criterio, el secreto no está en inflarse a posteriori tomando estas sustancias sintéticas, sino que aprendamos a “tomar” mejores decisiones que eviten la escalada de estas sustancias destructivas. ¿Te acuerdas que te dije que el cerebro era un poco tonto o al menos no tan listo por ejecutar obedientemente lo que tú decides? Esa es la clave, la orden que le damos, porque obedeciendo nuestro mandato, las hormonas construirán o destruirán en nuestro organismo.
¿Habías pensado ni por un momento el poder que tienen tus órdenes sobre la salud y la belleza de tu piel?
La Insulina es una hormona que puede también afectar la piel a nivel de retener humedad, lo que conduce a gran sequedad y descamación. También puede generar infecciones en la piel a las personas con propensión a elevar sus niveles. La foliculitis e infecciones por hongos con cambios en la cicatrización de heridas es una de las consecuencias de la diabetes. El cambio de textura, color y estado de la piel como la acantosis nigricans, se asocia con la resistencia a la insulina. Estrógenos: Hormonas femeninas que ayudan a la hidratación de la piel, mejoran su elasticidad, promueven la creación de colágeno. Durante la menopausia los niveles de estrógeno disminuyen y sus consecuencias sobre la piel so fragilidad, sequedad, adelgazamiento y arrugas entre otros. Progesterona: Hormona femenina que influye en la piel. Tras la ovulación aumentan los niveles de progesterona. Durante la menstruación estos niveles permanecen altos con consecuencia de mayor secreción sebácea, y bajada del sistema inmuológico. Mayor hidratación, facilidad para la pigmentación (cloasma –melasma). Tienen efecto antiinflamatorio y regenerativo. -Tetosterona: Hormona sexual masculina aunque esté presente en mujeres en niveles más bajos. Su exceso puede alterar la secreción sebácea y el desarrollo de vello facial. Niveles más bajos de lo normal también influyen en la pérdida de colágeno y elastina en la piel. Si el cerebro fuera más listo discerneria entre lo que pasa y lo que pensamos que puede pasar, porque entonces, esperaría que lo que pensamos se hiciera realidad, y no mandaría señalizaciones de alerta por adelantado a nuestro organismo que se pone en acción cuando sufrimos la amenaza de un peligro, aunque la inmensa mayoría de las veces, ese hecho no llegue siquiera a producirse. Porque ya las hormonas liberadas inoportunamente, las que denomino, destructivas sin ninguna necesidad salen a escena. Quiero que sepáis que estas dos hormonas Cortisol y Adrenalina son culpables en gran medida de todos nuestros problemas relacionados desde el exceso de peso, como trastornos del sueño, alteraciones del sistema defensivo y por supuesto, tienen gran incidencia sobre los problemas relacionados con la piel, el pelo y las uñas.
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